Bombardeo en represalia por ataque a 26 turistas
India lanzó el 7 de mayo una serie de ataques aéreos contra posiciones en Pakistán y la región de Cachemira bajo su control, en represalia por el asesinato de 26 turistas hindúes el pasado 22 de abril. El hecho, que India califica como un “ataque terrorista”, fue atribuido a milicianos respaldados por Pakistán.
Los bombardeos se concentraron en nueve puntos estratégicos presuntamente utilizados por insurgentes. Pakistán denunció que los ataques causaron al menos 31 muertos, entre ellos varios civiles, y calificó la ofensiva como “una violación grave del derecho internacional”. Además, aseguró haber derribado varios aviones enemigos, versión que Nueva Delhi no ha confirmado.
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Este episodio marca la peor crisis militar entre ambos países desde 2019, cuando un atentado similar en Pulwama desató un intercambio de ataques aéreos. En esta ocasión, la escala del operativo y la tensión diplomática han generado preocupación global por el riesgo de un enfrentamiento directo entre dos potencias con arsenal nuclear.
Cachemira: el conflicto de fondo
La disputa territorial por Cachemira es el telón de fondo constante. Desde la partición del subcontinente indio en 1947, India y Pakistán se han enfrentado en tres guerras, dos de ellas por el control de esta región montañosa de mayoría musulmana.
La parte de Cachemira controlada por India ha sido escenario de una fuerte militarización y frecuentes enfrentamientos entre insurgentes y fuerzas de seguridad. Desde 2019, cuando el gobierno indio revocó la autonomía regional, se han intensificado las tensiones, con restricciones a la prensa, detenciones masivas y apagones de internet.

Tras la masacre del 22 de abril, India ha detenido a más de 2,000 personas, demolido casas de presuntos rebeldes y ampliado operativos antiterroristas. Grupos defensores de derechos humanos han denunciado abusos, detenciones arbitrarias y un ambiente de represión generalizada.
“El pueblo cachemir sufre las consecuencias de cada choque político o militar entre India y Pakistán”, advirtió el analista Praveen Donthi, del International Crisis Group.
India suspende tratado histórico
Como parte de su respuesta, India también suspendió el Tratado de Aguas del Indo, firmado con Pakistán en 1960 bajo mediación del Banco Mundial. Este tratado regulaba el uso compartido de los principales ríos de la región y había sobrevivido incluso a conflictos bélicos previos.
La decisión fue anunciada por el secretario de Relaciones Exteriores indio, Vikram Misri, quien exigió a Pakistán “renunciar de forma creíble al apoyo al terrorismo transfronterizo”.
Pakistán considera la suspensión como una amenaza directa a su seguridad hídrica. El Indo es una fuente vital de agua dulce para millones de personas y sustento para la agricultura en gran parte del país.
¿Qué puede pasar ahora?
La comunidad internacional, incluyendo a Estados Unidos, China, la Unión Europea y la ONU, ha hecho un llamado urgente a la contención. El Consejo de Seguridad se reunió en sesión cerrada para evaluar el riesgo de una escalada nuclear, aunque no se han definido medidas concretas.
Mientras tanto, las fronteras entre India y Pakistán están cerradas, el espacio aéreo ha sido restringido y ambas naciones han expulsado a diplomáticos del país rival. La tensión no solo afecta a los gobiernos: millones de civiles viven bajo la amenaza constante de una guerra total.
“Lo ocurrido esta semana no es solo un nuevo capítulo en una vieja disputa. Es una advertencia sobre lo cerca que está el mundo de una catástrofe cuando los conflictos no se resuelven por vías diplomáticas”, expresó en un comunicado la organización International Crisis Group.