Empresarios ha solicitado mesas de trabajo con el Gobierno federal para analizar la viabilidad de poner un precio máximo de 24 pesos por litro de gasolina, una medida propuesta recientemente por la presidenta Claudia Sheinbaum. La solicitud, hecha por el presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), Francisco Cervantes, busca discutir los posibles impactos de la medida con la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP).
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Preocupación sobre los efectos económicos
Francisco Cervantes comentó que la propuesta de un precio máximo de la gasolina, aunque anunciada con la intención de aliviar el impacto de los costos energéticos, genera dudas en el sector privado. Los empresarios señalan que la aplicación de un control estricto sobre los precios podría traer consigo varias consecuencias económicas, entre ellas presiones inflacionarias y alteraciones en el mercado energético.
“Lo vamos a platicar con Hacienda y ya pedimos tener una mesa de trabajo para platicar lo del tope máximo (a la gasolina)”, declaró Cervantes. El CCE se muestra dispuesto a encontrar soluciones que eviten efectos adversos en la economía nacional.

Riesgos de un control estricto de precios
Por su parte, José de Jesús Rodríguez Cárdenas, presidente de la Cámara de Comercio de la Ciudad de México (Canaco), expresó su preocupación sobre los riesgos de imponer un límite sin considerar el contexto económico y geopolítico. Rodríguez afirmó que los controles de precios podrían generar distorsiones en el mercado, afectar la rentabilidad de los proveedores de energía y generar un efecto inflacionario sobre bienes y servicios.
“El control de precios siempre genera otro tipo de acciones. Lo que se necesita es congruencia entre los incrementos que se van a dar y la realidad económica del país”, agregó Rodríguez, advirtiendo que el transporte de productos, que depende del costo de la gasolina, se vería afectado por una medida de este tipo.
El presidente de Canaco también mencionó que un aumento abrupto en el precio de la gasolina, por encima de los 24 pesos propuestos, podría tener efectos muy negativos sobre la economía, pero que un control estricto tampoco es la solución ideal.
Propuesta alternativa inspirada en el PACIC
Ante estas preocupaciones, el sector privado está trabajando en una propuesta para encontrar un equilibrio con el Gobierno, similar a lo logrado con el Paquete Contra la Inflación y la Carestía (PACIC). A través de este programa, se acordó mantener los precios de los productos básicos sin necesidad de aplicar controles de precios estrictos, lo que permitió estabilidad comercial sin distorsionar el mercado.
“Nosotros coincidimos en que se mantengan precios razonables que permitan estabilidad comercial. Si se va a incrementar el precio, que no sea de manera abrupta”, explicó Rodríguez Cárdenas. La propuesta empresarial busca encontrar una solución que evite tanto los incrementos descontrolados como los riesgos de un control excesivo de los precios.
La importancia de las mesas de diálogo
El sector empresarial ha expresado su interés en que las mesas de trabajo con la Secretaría de Hacienda y Crédito Público se formalicen en los próximos días para discutir las posibles alternativas que garanticen la estabilidad económica sin afectar gravemente al mercado de combustibles.
Los empresarios esperan que las autoridades federales consideren el contexto actual, tanto económico como geopolítico, antes de tomar decisiones que puedan alterar el equilibrio del mercado energético. Para ellos, el objetivo es encontrar un acuerdo que favorezca tanto a los consumidores como a las empresas, garantizando precios accesibles sin generar efectos adversos a largo plazo.
Equilibrar los intereses del mercado
El debate sobre el control de los precios de la gasolina refleja las dificultades de equilibrar los intereses del sector privado, el bienestar de los consumidores y la estabilidad económica del país. Si bien el Gobierno busca ofrecer alivio a los ciudadanos afectados por el aumento de los precios, el sector empresarial subraya la importancia de no tomar medidas que puedan resultar contraproducentes.

El control de precios, aunque en principio parece una solución atractiva para reducir costos, debe ser evaluado con cautela, ya que puede tener efectos secundarios no deseados en otras áreas de la economía. En este sentido, las mesas de trabajo entre el Gobierno y el sector privado se perfilan como un espacio clave para discutir soluciones que puedan satisfacer a todas las partes involucradas.
Fuentes: Aristegui noticias
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