Las aplicaciones de mensajería dominan nuestra comunicación del día, lo mismo que la comunicación por teléfono y redes sociales. Por esta razón, al tener nuestra atención cautiva, ha sido objeto de varios esquemas de fraude, que involucran un supuesto amigo o familiar haciéndose pasar por una situación de problema o necesidad.
Si bien es común oímos mucho más del fraude telefónico, particularmente a personas mayores, los intentos de estafa por Whatsapp comienzan de manera similar, según se describe en El País. Arranca con un saludo anónimo de un teléfono no registrado para el usuario y con prefijos extranjeros.
Por supuesto, la víctima pregunta ¿quién eres? al no tener el número registrado, y básicamente dependerá de la habilidad del estafador de que le siga el juego y caiga en la trampa.
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La mecánica de la conversación.
“- ¿Tanto tiempo ha pasado que ya no te acuerdas de mí?”
“- Lo siento, pero no te tengo en la agenda de contactos y tu estado de WhatsApp solo dice: Dios es amor.”
– Mi nombre empieza por C, replica el delincuente utilizando una letra común en los nombres.
“- Debes ser Cristo, entonces.”
– Jajaja, soy Carlos.
“- ¿Qué Carlos? ¿El sobrino de Juan?”
A partir de ese momento, el delincuente cuenta con una identidad facilitada por el propio destinatario y lanza el anzuelo. Cuenta que está en el aeropuerto de cualquier país extranjero (en este caso era Brasil, aunque el prefijo del móvil era boliviano), bloqueado y sin dinero, por lo que solicita ayuda económica para salir del atolladero.
“-Creí que andabas por Londres, replica la víctima potencial ante la sospecha.”
-He tenido que viajar por trabajo. ¿Cómo te va a ti?, explica el timador para ganar confianza.
“-Bien, en ingeniería, como siempre.”
-Ah, qué bien.
Hasta aquí, parece que el engañado ha caído en la trampa, sin embargo, hemos encontrado muchos ejemplos en que afortunadamente le siguen el juego y rematan que da gusto:
“-Inténtalo con otro. Carlos habría sabido que nunca he trabajado en ingeniería.”
(Básicamente, le dejó saber que claro que sabe que se está haciendo pasar por alguien más).
Señales de alarma.
Si bien el ejemplo anterior puede resultar jocoso, esta modalidad ha escalado a niveles considerados sofisticados. Una estrategia es recurrir a la emocionalidad, por ejemplo, contactando a mujeres y engañándolas haciéndose pasar por sus hijos y solicitarles urgentemente les hagan un depósito o estarán en graves problemas.
La Policía de Granada advierte con un ejemplo de esta modalidad en el siguiente video:
Las formas de detectar estos fraudes son:
- Los mensajes suelen estar redactados con muchas faltas de ortografía u ortografía muy deficiente
- Whatsapp suele avisar si un contacto cambia el número, incluso si abres la misma conversación, por lo que verifica con el número del supuesto contacto guardado.
- Verifica con la persona que se está haciendo pasar por otra, de ser posible.