Este mes de junio, el cielo quintanarroense será testigo de un fenómeno tan bello como simbólico: la Luna de Fresa. Aunque su nombre no se debe a una tonalidad rosada, su presencia anuncia abundancia, conexión con la naturaleza y un momento para detenerse y mirar hacia arriba con asombro.
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Cuando y dónde brilla mejor en el Caribe
La Luna de Fresa alcanzará su punto máximo de iluminación el 11 de junio a las 1:43 h (hora local en Cancún) y podrá apreciarse desde la noche anterior, el 10 de junio al caer el sol. Este año, el satélite surgirá muy bajo en el horizonte sureste, creando una ilusión óptica que la hará parecer más grande y dorada.

Todo Quintana Roo tendrá la oportunidad de disfrutarla, pero los mejores lugares para admirarla serán:
- Playas abiertas al sureste, como Playa Delfines en Cancún y Cozumel, donde la vista despejada del horizonte permite contemplar la luna en todo su esplendor.
- Miradores costeros cerca de Holbox y Mahahual, ideales para combinar la observación con el rumor del mar.
- Zonas centro de ciudades menores, siempre que no haya contaminación lumínica intensa, como en Bacalar o Puerto Morelos.
Estos sitios ofrecen una experiencia envolvente: la luna ascenderá en calma sobre el fondo oscuro del Caribe, con un resplandor cálido que se vuelve casi hipnótico.
Recomendaciones para vivir el momento
No se necesitan telescopios ni aparatos sofisticados: “la Luna de Fresa se aprecia perfectamente a simple vista”. Sin embargo, una zona oscura lejos de faroles artificiales permitirá disfrutar plenamente de su brillo y color.
La reducción de luz ambiental 15–20 minutos antes ayuda a que tus ojos se adapten y capten mejor los detalles; ¡pruébalo!. Y si llevas binoculares ligeros, podrás observar cráteres y texturas sin complicación.

Para los amantes de la fotografía, el mejor momento es justo cuando la luna está saliendo: su tamaño aparente es mayor y los colores azules, naranjas o dorados pueden realzar tus tomas. Llevar tripié y una cámara con ISO bajo y exposición prolongada hará la diferencia.
Un momento para reflexionar y compartir
La Luna de Fresa no es una superluna, sino una microluna, es decir, un plenilunio que coincide con el punto más lejano de su órbita. Esto la hace parecer algo más pequeña, pero su posición baja sobre el horizonte crea una ilusión visual poderosa y única.
Además de su belleza, este fenómeno provoca un instante de reflexión: marca el fin de la primavera y anuncia el solsticio de verano, un enlace con ciclos naturales que incluye cosechas, lluvias y emociones ancladas en lo ancestral.

La Luna de Fresa es también relevante culturalmente: su nombre proviene de las tribus algonquinas y del Farmer’s Almanac estadounidense, quienes la asociaban con la época de recolección de fresas silvestres, conexión que nos recuerda el ritmo compartido entre la Tierra y sus habitantes.
Algunos cuidados al observarla
Es importante tener en mente que la luna llena ilumina y nos posiciona en un espacio muy visible: si te aventuras en los alrededores de la playa, mantén buena visibilidad y compañía para evitar resbalones o tropiezos. Además, si llevas equipo fotográfico, no olvides cargar baterías y proteger las lentes del rocío costero.
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