Lyn May, la icónica vedette mexicana que marcó una época en el entretenimiento, sorprendió a sus seguidores en redes sociales con una fotografía en la que presume su más reciente tratamiento facial. En la imagen, la actriz agregó un mensaje contundente: “Vedette solo hay una, y se llama Lyn May”, reafirmando su estatus como una figura única del espectáculo mexicano.

Lyn May y su difícil experiencia con el tratamiento estético
A lo largo de los años, el rostro de Lyn May ha sido objeto de comentarios y especulaciones, especialmente por sus intervenciones estéticas. En una reciente entrevista con Gustavo Adolfo Infante, la vedette relató una de las experiencias más dolorosas de su vida, relacionada con un tratamiento que casi la lleva al límite.
“Estaba yo en el Tropicana de la Zona Rosa cuando llegaron dos mujeres muy cariñosas… Me dijeron que si me hacía los pómulos más grandes y me inyectaban aceite en la barbilla, me vería mejor”, recordó May, describiendo cómo la convencieron de someterse al procedimiento sin imaginar las consecuencias.
Después de someterse a la inyección de aceite en su rostro, Lyn May experimentó un sufrimiento extremo: “Sufrí muchísimo, llegó un momento en que me quise matar. No me quería ver en un espejo. Durante un mes me encerré, no quería salir, no quería nada”, compartió, con la voz cargada de emoción. La vedette explicó que el cambio en su apariencia la afectó tanto que llegó a cuestionar su existencia y su autoestima.

La carrera de Lyn May: Un ícono del cine de ficheras
Lyn May nació como Liliana Mendiola Mayanes el 12 de diciembre de 1952 en Acapulco, Guerrero, y se destacó como una de las grandes figuras del entretenimiento en México. En los años 70, May brilló en el género conocido como cine de ficheras, un fenómeno cinematográfico que mezclaba comedia, música y sensualidad, y que marcó la cultura popular de la época.
Entre sus películas más memorables se encuentran Las ficheras (1977), Tívoli (1975) y Los verduleros (1986), donde su presencia en pantalla, su baile y su carisma la convirtieron en una de las vedettes más queridas por el público.
A lo largo de su carrera, Lyn May también se aventuró en la música, aunque con menor impacto. Su tema La colegiala se convirtió en un éxito dentro de los cabarets y nightclubs, consolidando su imagen como una mujer desinhibida y provocadora.

Lyn May, un ícono de la cultura popular
A pesar de los altibajos en su vida personal y profesional, Lyn May sigue siendo un referente del espectáculo mexicano. Con el paso de los años, su figura se ha mantenido vigente, especialmente en el ámbito televisivo y en espectáculos de cabaret. Hoy en día, continúa siendo una figura clave en la nostalgia por el cine de ficheras, y su nombre sigue siendo sinónimo de la libertad de expresión y el espíritu rebelde del entretenimiento de los años 70 y 80.
Con su regreso a las redes sociales, Lyn May reafirma que sigue siendo una figura única e irremplazable en el panorama cultural mexicano.
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