La sátira como reflejo del horror
El “neomex” no es solo un meme, ni una moda pasajera de TikTok. Es una estética, una crítica feroz y muchas veces dolorosa que emerge desde las entrañas de un país donde la violencia es cotidiana.
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A través de videos que simulan reportajes, documentales o anuncios institucionales, este movimiento satírico digital explora lo grotesco y lo absurdo de la realidad mexicana, muchas veces a partir de tragedias reales.

Desde el Rancho Izaguirre, referencia constante en el imaginario neomex, hasta “hoteles abandonados con historia”, los escenarios de la violencia se convierten en símbolos reciclados con tintes de nostalgia noventera, animaciones sombrías y música sacada de intros de telenovelas. ¿Es comedia? ¿Es denuncia? ¿O ambas cosas?
Rituales del dolor disfrazados de memes
Como dice uno de los textos que inspiran este fenómeno: “Hemos hecho de la muerte un espectáculo, una costumbre hueca que ya ni duele”. El neomex parte de esa idea: en un país donde la muerte se ha vuelto cotidiana, procesarla con humor negro parece ser la única salida emocional.
Los memes no son inocentes, al contrario, muchas veces son artefactos de resistencia.
En el caso del neomex, los memes dialogan con la herencia del narco corrido, con las noticias sensacionalistas de Nota Roja, y con la estética institucional del gobierno mexicano. Pero todo está llevado al extremo, como si fuera un mal sueño: imágenes pixeladas, voces sintetizadas, titulares como “Se encontraron 28 cuerpos bajo el parque acuático de los sueños” y comentarios que ya no sorprenden a nadie.
Resiliencia o apatía: la línea es delgada
El verdadero trasfondo del neomex no es burlarse de la tragedia, sino evidenciar lo anestesiados que estamos ante ella. En estos videos hay un eco de generaciones marcadas por la impunidad, la corrupción, y el espectáculo del crimen.
El humor, por más retorcido que parezca, es más bien el mecanismo con el que se señala la hipocresía y la costumbre.
En un país donde las fosas comunes dejaron de ser noticia y donde los rituales de duelo han sido remplazados por likes y compartidos, el neomex actúa como espejo roto de una sociedad que ya no sabe si reír o llorar.
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