El Real Madrid sufrió una dolorosa derrota en el Metropolitano, cediendo el liderato en un emocionante derbi madrileño. El equipo blanco mostró serias debilidades en defensa, y Álvaro Morata fue la pesadilla que aprovechó la situación. Antoine Griezmann se unió a la fiesta, eclipsando el esfuerzo de Toni Kroos, quien anotó el gol que brindó un atisbo de esperanza a los madridistas.
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Atlético vence al Real Madrid
El partido comenzó de manera inmejorable para los colchoneros. El plan de Diego Simeone era claro: explotar los laterales del Madrid, especialmente con Lucas Vázquez reemplazando al lesionado Carvajal y Fran García, un lateral más orientado hacia el ataque que la defensa. La estrategia funcionó de inmediato. Lino, leyendo la situación, avanzó por la banda izquierda y envió un centro preciso a la cabeza de Morata, quien abrió el marcador.
Morata, exjugador madridista, celebró el gol con entusiasmo, desatando la euforia en el Metropolitano. El Atlético continuó presionando. José María Giménez, también de cabeza, estuvo cerca de anotar, y poco después llegó el segundo gol, nuevamente por vía aérea. Saúl encontró espacio tras la salida de Lucas Vázquez y Griezmann conectó un certero cabezazo que se alojó en las redes.
El Real Madrid se mantuvo en la pelea, y finalmente, la estrategia de disparos desde fuera del área dio resultado. Toni Kroos superó a Marcos Llorente y envió un potente disparo que se coló por el palo corto de Jan Oblak. Sin embargo, las cosas podrían haber sido aún peores al final del primer tiempo.

Derrota del Madrid
En la segunda mitad, el Atlético mantuvo la presión y Simeone introdujo a Axel Witsel por un Koke que regresaba de una lesión. Mientras tanto, Ancelotti buscó aumentar el poder de fuego con la entrada de Joselu en lugar de Modric. Antes de que los cambios pudieran tener un impacto, se repitió la historia del primer tiempo. Saúl volvió a aprovechar un espacio detrás de Lucas Vázquez y Morata, una vez más, martilló con la cabeza para anotar el tercer gol.
Los minutos finales fueron una fiesta para los aficionados rojiblancos, quienes ovacionaron a Morata y Giménez en sus salidas. El Real Madrid no pudo encontrar la manera de recortar la diferencia y se marchó del Metropolitano afectado, consciente de que esta derrota tenía un sabor particularmente amargo.
Con información de Sport.