El ministro de Defensa de Rusia, Serguéi Shoigú, ha hecho una declaración contundente en la cual advierte que si Estados Unidos decide suministrar bombas de racimo a Ucrania, las Fuerzas Armadas rusas se verán obligadas a utilizar armas similares contra las fuerzas ucranianas. Estas declaraciones se producen en medio de las tensiones crecientes en la región y el temor a una escalada del conflicto.
Shoigú hizo hincapié en que tanto Rusia, Estados Unidos como Ucrania no son parte de la Convención sobre Municiones de Racimo, pero afirmó que Moscú ha optado por abstenerse de utilizar este tipo de armamento debido a la amenaza que representa para la población civil. Sin embargo, señaló que Rusia tiene suficiente munición de racimo en reserva, que es considerada “mucho más eficaz” y diversa que los análogos estadounidenses.
El ministro ruso también mencionó que el complejo industrial-militar del país ha incrementado la producción de diversas armas y equipos para el Ejército desde 2022, lo que sugiere una preparación militar en caso de un conflicto prolongado en Ucrania.
Estas declaraciones se producen en respuesta a las afirmaciones del secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, quien señaló que Ucrania está quedándose sin munición y que se deben hacer todos los esfuerzos posibles para suministrarla. Sin embargo, la decisión de proporcionar las polémicas bombas de racimo es una determinación individual de cada país.
La posibilidad de un suministro de bombas de racimo por parte de Estados Unidos a Ucrania ha generado preocupación en Rusia, ya que podría llevar a una escalada del conflicto y prolongar la situación actual en la región. La amenaza de utilizar armas similares por parte de Rusia subraya la tensión y la delicada situación que se vive en la zona.
Es importante destacar que el uso de bombas de racimo es ampliamente criticado a nivel internacional debido a su alto impacto en la población civil y su capacidad para causar daños indiscriminados. La comunidad internacional ha instado repetidamente a los países a abstenerse de utilizar este tipo de armamento y a unirse a la Convención sobre Municiones de Racimo para su prohibición total.
Las declaraciones de Shoigú resaltan la preocupación y las implicaciones que podrían surgir en caso de un conflicto armado en Ucrania. La comunidad internacional sigue de cerca los acontecimientos y hace un llamado a la contención y al diálogo para evitar una escalada aún mayor en la región.
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