El Caribe Mexicano está por dar un giro histórico en la forma en que enfrenta uno de sus mayores desafíos ecológicos: el sargazo.
La Asociación de Hoteles de la Riviera Maya (AHRM) y la organización ambiental The Seas We Love (TSWL) celebraron el reciente anuncio del Instituto Mexicano de Investigación en Pesca y Acuacultura Sustentables (IMIPAS), que reconoce oficialmente al sargazo pelágico como un recurso pesquero recolectable en aguas profundas. Esta declaración abrirá las puertas a su inclusión en la Carta Nacional Pesquera de México, lo que representa un cambio profundo en el tratamiento jurídico y productivo de esta macroalga marina.
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Del pasivo ambiental al motor productivo
El reconocimiento del sargazo como un activo estratégico no solo responde a una urgencia ecológica, sino que abre una nueva etapa para el desarrollo sostenible del Caribe. Según declaraciones de Toni Chaves, presidente de la AHRM, el objetivo es convertir esta abundante biomasa en una fuente de innovación industrial, conservación costera y bienestar económico para las comunidades locales. La visión compartida es clara: dejar atrás el enfoque reactivo y abrazar una economía azul donde el sargazo se integre en cadenas de valor sustentables.

Cooperación rumbo a la economía circular
Ignacio Muñoz, CEO de TSWL, destacó que esta validación científica y legal establece la base para un modelo de gobernanza más justo y eficiente, en el que intervengan la industria turística, las autoridades ambientales y las comunidades costeras. Respaldado por instituciones como SEMARNAT y SEMA, este nuevo enfoque apuesta por la inversión y los incentivos para crear una industria del sargazo con impacto ambiental positivo.






La transformación de esta alga, antes considerada una amenaza, ahora se perfila como una oportunidad de liderazgo internacional en innovación ecológica.
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