El Departamento de Seguridad Nacional de EE. UU. ha iniciado la construcción de un muro “secundario” de acero reforzado a lo largo de aproximadamente 11 km en el desierto de Nuevo México, cercano a Ciudad Juárez—diseñado para cerrar brechas críticas en la barrera fronteriza existente.
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Alcance y autorización federal
Esta fase forma parte de un plan mayor que contempla unos 58 km adicionales de muro en Arizona y Nuevo México, respaldado por exenciones ambientales concedidas por la secretaria Kristi Noem para acelerar la obra.
Contraargumentos ambientales y sociales
Defensores de derechos humanos y religiosos han cuestionado la intervención señalando que varias comunidades migrantes se verán presionadas a cruzar por zonas más peligrosas, y advierten daños a ecosistemas vulnerables en la región.
¿Qué implicaciones tiene para México?
Impacto migratorio:
El muro secundario está diseñado para cerrar vías utilizadas por migrantes irregulares entre filones de la
barrera existente. Esto podría reducir entradas por esta zona, pero es posible que redirija el flujo hacia cruces más remotos, incrementando los riesgos para las personas en tránsito.

Efectos bilaterales:
Aunque es una construcción en
territorio estadounidense, los efectos serán tangibles en México, particularmente en comunidades fronterizas que podrían ver un cambio en patrones migratorios, económicos y de seguridad local.
Cuestiones ambientales:
Expertos alertan sobre el impacto negativo en fauna migratoria (como lobos y pumas) y fragmentación de hábitats —un signo de que incluso un muro «secundario» puede tener consecuencias significativas.
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