Abordaré hoy un tema de gran complejidad que, es conocido como el enésimo cáncer de la sociedad moderna y en muchas ocasiones no le dan la importancia necesaria a algo tan sensible como esto. Por esa razón y muchas otras se necesita hablar sobre lo que está sucediendo con los desaparecidos del mundo.
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Los desaparecidos, incertidumbre que daña a las familias
La incertidumbre sobre la suerte que ha corrido el ser querido es una dura realidad para innumerables familias, que violenta y perturba sus vidas. Desconocer la situación en la que se pueda encontrar la persona desaparecida, provoca un proceso de duelo, que no pueden cerrar, surgiendo problemas de orden psicológico, jurídico, administrativo, social y económico. Estamos ante la globalización de este fenómeno social de las desapariciones. En todo el mundo, hay padres, hermanos, cónyuges e hijos que buscan desesperadamente a familiares desaparecidos, siendo un fenómeno complejo y multifacético, cuyo tratamiento requiere una respuesta articulada de las instituciones públicas, privadas y del sector social.
Graves repercusiones
Las repercusiones son graves y las sufren, por un lado, las personas que desaparecen (víctimas directas) y, por otro lado, los familiares de las personas desaparecidas (víctimas indirectas) quienes también se exponen a un impacto psicológico derivado de la ausencia y del desconocimiento del paradero de su familiar.
Las estadísticas apuntan que 8 millones de niños desaparecen cada año en todo el planeta. Tan sólo en Europa son 270 mil niños a los que se les pierde el rumbo por completo. En países como Italia se tienen registros de 18 mil niños que desaparecieron desde 1974, por lo tanto, son 50 años que han pasado desde entonces y las cantidades se siguen elevando. Muchos de ellos son víctimas de la prostitución, el tráfico de drogas o el denominado trabajo esclavo. En Estados Unidos un niño se pierde cada 40 segundos y se sabe que más de 58 mil de ellos fueron secuestrados por un desconocido.
Ante la gravedad de la situación en diversos países se requirió conformar bases de datos de los registros de desaparecidos. En ese sentido, es importante recordar que, una de las premisas de cualquier base de datos es que la información contenida en la misma sea precisa, completa y actualizada, para lo cual se deben establecer mecanismos para detectar los posibles errores que puedan existir y completar las carencias de información.
Su actualización debe ser permanente y sistemática, usando todas las bases de datos en poder del estado. Es importante señalar que, la actualización debe hacerse en 2 sentidos: el delito cometido que debe ser parte de los indicadores de seguridad y debe ser informado con el resto de los delitos y, el estatus de las víctimas que fueron encontradas y las que se deben seguir buscando.
Desapariciones aumentan en México
En México desde 2006 el fenómeno de desapariciones ha aumentado de manera considerable, pues mientras que en aquel año la tasa nacional de desaparición era de 0.29 desapariciones por cada 100 mil habitantes, en 2013 esta tasa fue de casi 12 desapariciones por cada 100 mil habitantes y, en el 2022 de 13 desapariciones por 100.000 habitantes. Al agregar la información de todos los estados, podemos observar que a nivel nacional el 59% de las personas que desaparecieron entre 2006 y 2018 fueron halladas con vida, mientras que el 3.8% aparecieron sin vida y el 37% continúan sin ser localizadas.
El perfil de los desaparecidos podemos encontrarlo mediante la información de CENAPI y, vemos que los hombres desaparecen con mayor frecuencia que las mujeres, pues por lo general cada año los hombres representan poco más del 51% de todos los casos de desaparición. En cuanto la edad dentro de mujeres desaparecidas es el grupo etario de 12 a 17 años de las que, el 35% han sido localizadas vivas mientras que, casi el 28% de las personas localizadas sin vida fueron hombres de entre 30 y 44 años.
Dentro del grupo de mujeres desparecidas no podemos olvidar el fenómeno de la trata de personas, considerada “la esclavitud del Siglo XXI”, para cuya prevención es necesario recomponer el tejido social y fomentar la cultura de la legalidad, como vía para inhibir los factores que fomentan este ilícito, afirmó la consejera de la Judicatura Federal, Lilia Mónica López Benítez. “Entre los factores que favorecen la expansión de este ilícito se encuentran: la baja o nula autoestima, un nivel educativo básico, desconocimiento de los derechos fundamentales o la imposibilidad para hacer uso de ellos, así como carencias económicas, hacinamiento, adicciones, violencia familiar y discriminación, entre otros”. Por eso es importante atender las causas para prevenir el delito.
Los pendientes
Se deben diseñar estrategias de prevención especificas para cada edad y sexo; definir zonas criminógenas, es decir de riesgo; bajar o desaparecer los altos índices de impunidad; clasificar y separar las desapariciones forzadas; dotar a cada habitante de este país, incluyendo los menores, de un documento único de identidad; establecer estrategias de cuidado de nuestras fronteras y, sobre todo debatir la legalización de las drogas fenómeno que está relacionado con parte de los desaparecidos.
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