Gaza se encuentra sumida en una crisis humanitaria sin precedentes, con la población enfrentando escasez de agua, comida y combustible. La falta de agua es un problema crítico, ya que la población se ha quedado sin acceso a este recurso esencial. Las desalinizadoras en Gaza, que abastecen a la población con agua a través de camiones cisterna, han sido paralizadas debido a la falta de combustible. El agua del grifo en Gaza, que se extrae del subsuelo, es prácticamente imposible de beber debido a su alta salinidad.
La población de Gaza se ha visto obligada a desplazarse hacia el sur en busca de refugio debido a la orden de evacuación emitida por Israel para la parte norte de la Franja. Sin embargo, esta masiva afluencia de desplazados ha creado una crisis humanitaria en el sur del enclave, donde las ciudades no están preparadas para albergar a tal cantidad de personas. La población se enfrenta a dificultades para acceder a alimentos, agua y electricidad, y la falta de recursos esenciales pone en peligro la supervivencia de miles de gazatíes.
La escasez de combustible ha paralizado el servicio de ambulancias y ha llevado a la apertura de fosas comunes para enterrar cuerpos no identificados. Los hospitales también se ven afectados por la falta de electricidad, lo que dificulta la atención médica a los heridos.
Aunque Israel ha exigido la evacuación de cuatro hospitales, el Ministerio de Sanidad de Gaza ha afirmado que su personal médico continuará brindando atención, incluso si los hospitales son derribados. Mientras tanto, la población con nacionalidad extranjera, incluyendo españoles, británicos y estadounidenses, espera la apertura del cruce fronterizo de Rafah para ser evacuada y recibir asistencia humanitaria.
La población de Gaza enfrenta una situación desesperada, con la comunidad internacional instando a tomar medidas urgentes para aliviar su sufrimiento y poner fin al conflicto en la región.
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