El jueves pasado la Reina Isabel II falleció en el castillo de Balmoral y hoy sus restos fueron llevados a la Catedral de St. Giles.
En un cortejo fúnebre que partió del Palacio Real de Holyroodhouse, en Edimburgo, capital de Escocia.
St. Giles es un templo de estilo gótico que se erige en el casco histórico de Edimburgo, en donde se instalará la capilla ardiente para que los británicos le puedan dar el último adiós a la reina.
Su cuerpo permanecerá en esta catedral hasta el martes, después de esto será transportado a Londres, donde tendrá el funeral de Estado del día 19 en la Abadía de Westminster.
Detrás del féretro cubierto con el estandarte real de Escocia y una corona de flores, fueron a pie el rey Carlos III, la princesa Ana; el duque de York, Andrés, y el conde de Wessex, Eduardo, los cuatro hijos de Isabel II y el duque de Edimburgo.
El Rey Carlos portaba un uniforme ceremonial con rango de mariscal de campo, mientras que la princesa Ana vestía su uniforme de almirante.
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Miles de personas asistieron desde muy temprano y ocuparon sus lugares detrás de las barreras levantadas por la policía, para despedir a su adorada reina.
A la salida del palacio real, se escuchó el sonido de una gaita mientras el ataúd era colocado en el coche fúnebre.
Sin duda, este hecho marcará un antes y después en la historia, ya que la monarca, gobernó al Reino Unido por 70 años.
Se espera un trabajo impecable del Rey Carlos, quien juntos la reina consorte Camila, ocuparan el cargo.
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