Cancún, Q. Roo. – Las adicciones, como el alcoholismo y la drogadicción, son unas de las principales enfermedades que hoy padecen miles de quintanarroenses, sin embargo, se carecen de instituciones públicas que atiendan este cáncer social que ha desintegrado a familias. Desencadenando también, otros tipos de problemas sociales como: el incremento de la violencia intrafamiliar, deserción escolar, violaciones, robos y ejecuciones.
“Tengo 15 años de edad y tengo VIH, pero estoy aquí porque soy drogadicto. Me gustaría que ningún chavo o cualquier persona viva lo que estoy viviendo; aquellos que me ofrecieron droga y alcohol y hasta me la regalaban, ahora me rechazan”.
Así comienza el relato de un joven rescatado por el CRREAD de Cancún, un centro de rehabilitación y la esperanza de muchos.
Desde años atrás, el joven de 15 años estuvo en contacto con las drogas; afirma que todo empezó por la curiosidad, por la invitación de vecinos, amigos del barrio, de la escuela. Sus padres y familiares siempre lo aconsejaron, pero decidió no hacerles caso.
“Probé de todo, piedra, crack, tachas, marihuana, cigarro, alcohol, hasta el grado en que ya no podía controlar drogándome, pero gracias a mi familia, a mi padre, que me trajo aquí, ahora ya llevo unos meses sin probar ninguna droga”.
Corazón, Razón, Rectitud, Equidad, Autenticidad, Decisión.
Las drogas son un común denominador en estas historias, que diario son escuchadas en el Centro de Rehabilitación “Corazón Razón Rectitud Equidad Autenticidad Decisión” (CRREAD), localizada en la ciudad de Cancún, Quintana Roo. En él, permanecen internadas más de treinta personas tratando de salvar sus vidas de una ciudad hundida en las adicciones y sometida por el crimen.
Mientras las calles son escenarios de matanzas, balaceras, y demás, la autoridad se defiende y tratan de justificar sus deficiencias con números y estadísticas. En el Centro de Rehabilitación hay seres humanos a quienes se les quitó oportunidades, que hoy lo único que desean es ayuda.
La labor del CRREAD Cancún.
Más allá del discurso, de la estadística, de quién tiene otros datos o no, aquí en el Centro de Rehabilitación CRREAD se vive una realidad, cada quien lucha su propia batalla y entre ellos la comparten, se dan fortaleza entre ellos. Existe un grupo de especialistas en adicciones, en salud y en tratamiento de adictos, que está al pendiente de ellos las 24 horas del día.
El CRREAD lleva en operaciones más de 22 años en Cancún se ha mudado en dos ocasiones y hoy Javier Antonio Cacho está al frente, siguiendo el legado de su hermano, aunque, recuerda que han sido muchas las vicisitudes que los han puesto en condiciones económicas difíciles, sin embargo, siempre hay alguien que extiende la mano para ayudar.
“Tenemos todos los registros en regla, contamos con el reconocimiento de las autoridades y es un centro que está al servicio de la comunidad; toda persona que llega aquí, recibe atención y trato digno”.
Dijo que una de las grandes pruebas fue durante la pandemia.
“Se cerró todo por la pandemia y gracias a gente generosa logramos que la gente tuviera sus tres comidas diarias y balanceadas.
Se ha rescatado gente y eso es, al final, lo que más satisfacción da; el saber que un ser humano ha logrado recuperarse”.
Una labor difícil
No es sencillo estar frente a este grupo de seres humanos, para nadie es sencillo sin involucrar las emociones y los sentimientos. Por la mente se cuela algún caso de algún conocido, algún familiar, alguien que partió muy pronto por involucrarse con las drogas y el alcohol.
Solamente las personas con alguna adicción viven su propia realidad. Los encargados de este centro están seguros que si en algo pueden ayudar a más jóvenes o cualquier persona, para que no caiga en las adicciones, como las drogas y el alcohol, estarían gustosos de hacerlo.
Algunos ya tienen planes para cuando termine su proceso de recuperación, otros reconocen que si salen, en definitiva no están seguros y que volverían a recaer.
Afuera lo tenía todo
Para efecto de este reportaje, identificaremos a una persona como Juan, quien dijo que no le desea esta situación a nadie.
“Afuera lo tenía todo, y por las drogas lo perdí. Hoy mi vida ha cambiado y si mi ejemplo sirve de algo a alguien, que lo tome. Si mi experiencia le sirve a alguien, que no experimenten ni por curiosidad.”
Juan narra su paso por las adicciones, afortunadamente su familia estuvo cerca para ayudarle, y aunque en principio, llegó a sentir odio por su familia que lo metió al Centro de Rehabilitación, con el paso de los meses les está agradecido, porque le han salvado la vida.
Viene una segunda oportunidad
Ella es María, desea que pase el tiempo para reunirse nuevamente con sus hijos, a quienes dejó con su madre porque le resultaba difícil salir del mundo de las drogas, de los abusos, de vejaciones, golpes, maltratos.
Dice estar convencida que viene su segunda oportunidad, ya liberada de las drogas y de las adicciones emprenderá una nueva vida para acercarse al amor, al amor de Dios, de su madre, de sus hijos y superar todo lo que se ha vivido.
Notablemente emocionada, dijo querer participar y que se le escuche, porque muchos jóvenes y mujeres piensan que las drogas o el cigarro y el alcohol es un juego, pero no, ya que se encuentran inmersas en las drogas es difícil recuperarse.
María accedió a narrar parte de su vida y de cómo encontró ayuda en el CRREAD, donde le han dado una nueva oportunidad, y ella misma se da la oportunidad de vivir sin adicciones.
En el CRREAD encontró ayuda
“Mario” de 42 años de edad y que desde el 2019 llegó al CRREAD asegura que ahí es el único lugar donde encontró la verdadera ayuda, después de recorrer muchos centros de rehabilitación, incluyendo el hospital psiquiátrico de Mérida, recordó el empedrado camino que ha recorrido para poder recibir ayuda desde que tenía 18 años.
“Mi primer contacto con las drogas lo tuve a los 13 años de edad, empecé a consumir cannabis, posteriormente probé la cocaína, LSD y todo tipo de drogas, a los 18 años empecé a presentar cuadros delirius y por eso fue que me internaron en el psiquiátrico, mi madre no se dio por vencida y hace 4 años es que me trajó al CRREAD en donde por fin encontre ayuda, un trato digno y la esperanza por fin de regresar a la vida”.
Aquí nos dan un trato digno.
Fernanda, de 24 años de edad es alcohólica, asegura que jamás imaginó que terminaría en un centro de rehabilitación, tiene un hijo de 8 años que está bajo el cuidado de sus abuelos y que desea que su mamá esté pronto de regreso en casa “esta es la segunda vez que me internan, la primera vez fue en un lugar donde me trataban mal y eso me causó más enojo así que salí peor, en el CRREAD es muy diferente, tenemos todos días terapia de grupo, nos dan un trato digno y nos hacen valorar lo que tenemos afuera”.
Fernanda tiene planes de retomar su carrera en administración de empresas, quiere reconstruir su vida y ser una mejor personas y madre de familia.
Herramientas para enfrentar la vida
Luis, adicto al cristal, a la mariguana y a la cocaína tiene 11 meses en recuperación y dentro de un mes cumplirá el año de su tratamiento, empezó a consumir estupefacientes a los 12 años, tras la muerte de su madre entró en depresión y se refugió con compañeros de la escuela que lo llevaron al mundo de las drogas.
A sus 20 años, Luis ha recorrido otros centros de rehabilitación, asegura que lo más difícil ha sido luchar contra la ansiedad que le generó la abstinencia. Sin embargo hoy asegura contar con más herramientas para enfrentar la vida en sobriedad y tiene ganas de retomar su vida de manera diferente.
El CRREAD le ha dado una esperanza de vida a todas estas personas que nos compartieron parte de su historia y que después de tanto dolor entendieron que el camino a una mejor vida es estando en sobriedad.