El alma del próximo Papa: lo que pesa en cada voto
Ciudad del Vaticano, 7 de mayo de 2025 — A las 16:30, hora de Roma, se cerrarán las puertas de la Capilla Sixtina. Dentro, 133 cardenales comenzarán a discernir algo que va mucho más allá de una votación: la elección del alma que guiará a más de mil millones de católicos en el mundo. El próximo Papa no se elige solo por títulos o cargos, sino por la huella que ha dejado en vidas, en comunidades y en su propia entrega.

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Cada voto lleva implícita una búsqueda: un hombre con formación sólida, sí —que entienda la teología, el Derecho Canónico y las complejidades del mundo moderno—, pero, sobre todo, un pastor con oído atento, hombros disponibles y corazón universal. Alguien que haya sido probado en parroquias, en misiones, en crisis humanitarias y en las soledades del pueblo. Que sepa consolar, pero también decidir; que pueda dialogar con otras religiones, pero sin perder la raíz.
Saber, fe y pueblo: el perfil papable
Petro Parolin, actual Secretario de Estado y favorito de los que apuestan por la continuidad, recorrió ese camino académico en la Pontificia Universidad Gregoriana y la Pontificia Academia Eclesiástica, antes de pasar tres décadas en el servicio diplomático de la Santa Sede, con destinos en Nigeria, México y Venezuela, y de articular acuerdos con China y Estados Unidos.
En cambio, Luis Antonio Tagle, el carismático cardenal filipino, combinó sus estudios iniciales de pre‑divinidad y teología en el Ateneo de Manila con un doctorado en Sagrada Teología en la Catholic University of America. Su dominio de varios idiomas y su don para conectar con historias sencillas en el púlpito lo han convertido en un puente entre la tradición y las nuevas generaciones.
Fridolin Ambongo, desde el Congo, muestra cómo la formación puede unirse al compromiso social. Tras estudiar filosofía en Bwamanda y teología en el Instituto Saint Eugène de Mazenod de Kinshasa, obtuvo un posgrado en teología moral en la Academia Alfonsiana de Roma. Su voz profética en defensa de los pobres le ha ganado admiración y respeto en toda África.

Matteo Zuppi aporta un perfil de mediador: licenciado en Letras y Filosofía por la Sapienza de Roma y bachiller en Teología por la Universidad Lateranense, creció pastoralmente con la Comunidad de Sant’Egidio y luego contribuyó al fin de la guerra civil en Mozambique y a esfuerzos de paz en Ucrania.
En el ala conservadora, Péter Erdő combina doctorados en Teología y Derecho Canónico —obtenidos en la Universidad Católica Péter Pázmány de Budapest y la Pontificia Lateranense— con décadas de docencia y liderazgo en la Iglesia húngara. Esa solidez doctrinal le da peso en los sectores más tradicionales.
Y América Latina refuerza su voz con Carlos Aguiar Retes, arzobispo primado de México. Formado en el Pontificio Colegio Mexicano y la Pontificia Universidad Gregoriana con un doctorado en Teología Bíblica, combina rigor académico con proyectos sociales en barrios vulnerables, lo que le ha valido influencia en el CELAM y la CEM.

Comienza la elección del alma universal
Con el 81 % de los electores nombrados por Francisco, pesa la apuesta por un líder sensible a la justicia social, pero también la influencia de sectores más conservadores, de modo que el elegido podría ser un candidato de consenso que combine continuidad y renovación.
El humo blanco que algún día se elevará sobre Roma no dirá solo que hay un nuevo pontífice, dirá que los cardenales reconocieron, en uno de los suyos, la combinación de sabiduría, fe y cercanía que hoy el mundo necesita. El rostro que veamos salir al balcón será el de un hombre, pero su voz llevará consigo siglos de esperanza.