El próximo Sínodo, la asamblea de los obispos de la Iglesia católica, que se llevará a cabo en dos sesiones entre octubre de 2023 y octubre de 2024, se centrará en debatir sobre cómo acoger a las personas LGBTQ+ y otorgar una mayor presencia a las mujeres. Así lo señala el Instrumentum Laboris, documento de trabajo publicado por el Vaticano.
Este Sínodo, que ha estado en preparación desde 2021, tiene como objetivo abordar el tema de la Sinodalidad, es decir, cómo la Iglesia católica debe caminar unida y escuchar a todos sus miembros. El documento publicado hoy servirá como guía para las discusiones y será la primera vez que la asamblea esté compuesta no solo por obispos, sino también por laicos, incluyendo mujeres con derecho a voz y voto. El documento recopila las peticiones e interrogantes de fieles de todo el mundo recopiladas durante estos años.
El documento destaca la importancia de que “los pobres ocupen un lugar central” en una Iglesia sinodal y también señala la atención necesaria hacia el cambio climático y los movimientos migratorios.
En más de 50 páginas, se resumen las actividades y se presentan varias preguntas sobre los temas a tratar durante las sesiones. Se reconoce la existencia de personas que no se sienten aceptadas en la Iglesia, como los divorciados vueltos a casar, las personas en matrimonios polígamos y las personas LGBTQ+. También se mencionan formas de discriminación racial, tribal, étnica, de clase o de casta que llevan a algunos a sentirse menos importantes o menos bienvenidos dentro de la comunidad.
El Sínodo se planteará cómo crear espacios en los que aquellos que se sienten heridos por la Iglesia y rechazados por la comunidad puedan sentirse reconocidos, acogidos, no juzgados y libres para hacer preguntas. También se abordarán las medidas concretas necesarias para alcanzar a las personas que se sienten excluidas de la Iglesia debido a su afectividad y sexualidad.
Además, se abordará la necesidad de una mayor participación de las mujeres en el gobierno, la toma de decisiones, la misión y los ministerios de la Iglesia. Se planteará el papel de las religiosas para que estén mejor representadas en los procesos de gobierno y toma de decisiones, así como para garantizar su protección frente a los abusos y una remuneración justa por su trabajo. También se debatirá la posibilidad de reconsiderar el acceso de las mujeres al diaconado, para que puedan ejercer algunas funciones que actualmente están reservadas a los sacerdotes.
El tema de la ordenación de hombres casados, que se discutió durante el Sínodo de la Amazonía, volverá a ser debatido. Se planteará si es posible revisar la disciplina sobre el acceso al presbiterado por parte de hombres casados en algunas áreas.
Por último, el Sínodo abordará la crisis de los abusos sexuales en la Iglesia y la necesidad de ofrecer justicia a las víctimas y supervivientes. Se hará hincapié en la importancia de aprender a ejercer la justicia como una forma de acoger a quienes han sido heridos por miembros de la Iglesia en diferentes formas de abuso.
Con este Sínodo, la Iglesia católica busca reflexionar y tomar medidas concretas para abordar asuntos relevantes en la sociedad actual, fomentando una mayor inclusión y justicia en su seno.
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