La narrativa hueca que hasta ahora ha tenido la oposición en México a un año de la elección presidencial es preocupante. El contenido con fondo, el contraste, los argumentos, las cifras, todo aquello que es palpable y que la oposición ha dado cuenta. A veces acompañados de ciudadanos, otras tantas como llaneros solitarios y otras más sumados a causas ciudadanas.
El problema es que en la oposición son reaccionarios y no planeados. No parece existir coordinación y prevención de eventos que hagan que su narrativa sea efectiva. Siguen al pie de la letra los temas que va reventando o planeando el poder en México desde el púlpito presidencial. Parece que están en cámara lenta, que no son capaces de idear una contra campaña efectiva, así como identificar el “cómo” más allá del “qué”.
Oposición hueca y sin objetivo.
Si bien pudiera identificar la oposición que su target electoral es la clase media del país. Lo cierto es que, si no conquista a más mexicanos, no habrá una segunda oportunidad y los oficialistas echarán raíces tal cual el PRI del pasado. Insisto, la oposición sólo tendrá para “competir” este 2024. Quién piense que después de la salida del presidente se debilitará el oficialismo, se equivocaría. Ya que, les dará margen para eternizarse con las peores prácticas sin un líder moral y sin un presidente fuerte.
México está en la antesala de la mayor elección de su historia, con un INE que esperamos esté a la altura de lo que será esa elección. Hoy el poder ya dio muestras palpables que la transparencia nunca ha sido ni será su prioridad, sino todo lo contrario. Mientras más opacidad exista será mejor para tener recursos frescos ante las elecciones que se avecinan. La oposición tiene obligatoriamente que estar a la altura, no después, sino ahora, con frescura, estrategia, financiamiento y talento, o seguir como hasta ahora, hueca al 2024.