La violencia en Quintana Roo está incontenible. Al inicio de esta semana 3 personas fueron privadas de su vida en la zona de playa de Cancún. Noticia que dio la vuelta al mundo, al suceder el hecho en un área concurrida y en periodo vacacional.
Aunque el discurso de las autoridades sobre la seguridad en Quintana Roo es optimista; no hay semana en que el Estado no sea noticia por hechos de violencia.
La estrategia federal de abrazos y no balazos a los delincuentes está rebasada. Está comprobado que la presencia de más elementos de las fuerzas federales no inhibe la actuación de las bandas criminales. Estas se disputan la plaza, extorsionan y cometen todo tipo de delitos en contra de la ciudadanía.
Los números son fríos. De acuerdo con el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, en los meses de enero y febrero se registraron en Quintana Roo 259 homicidios. Mientras que en el mismo periodo del año pasado se perpetraron 216.
Sin embargo, llama la atención que en las cifras que la autoridad federal da a conocer. Tanto el año pasado como este, existe un número importante de homicidios cuya causa no fueron reportados.
Es decir, las autoridades no conocieron las razones por las que 626 personas perdieron la vida en 2022 (42 por ciento del total). Y 113 murieron entre enero y febrero de este año (43 por ciento del total).
O bien las autoridades están rebasadas, o se trata de una estrategia para evitar que las estadísticas de homicidios dolosos (los ocasionados deliberadamente) se disparen. Y que Quintana Roo se coloque oficialmente entre los estados con mayor número en este tipo de delitos.
Por lo pronto, documentado o no, somos los ciudadanos quienes pagamos las consecuencias por la desenfrenada actividad delincuencial, que, parece no tiene fin.