Elon Musk, uno de los empresarios más influyentes del mundo y figura central en tecnología y política, admitió públicamente que algunos mensajes dirigidos al presidente de los Estados Unidos, Donald Trump “fueron demasiado lejos”. El lunes 11 de junio, a través de su plataforma X, Musk escribió: “Lamento algunos de mis mensajes sobre el presidente Donald Trump la semana pasada. Fueron demasiado lejos”.
Este reconocimiento marca un giro en el abrupto enfrentamiento mediático que surgió hace unos días, cuando Musk criticó duramente la reforma fiscal de Trump, incluso cuestionando su vínculo con los archivos de Jeffrey Epstein.
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De aliados a antagonistas y vuelta atrás
La disputa pública explotó cuando Musk, quien había sido cercano a Trump e incluso participó de su campaña, calificó sus iniciativas fiscales como una “abominación” y arremetió con insinuaciones delicadas que involucraban archivos de investigaciones.
Trump respondió acusándolo de “haber perdido la razón” y sugirió posibles sanciones contra las empresas de Musk. El conflicto alcanzó picos notables en medios sociales, con acusaciones cruzadas que trascendieron lo personal.

No obstante, el disculpa de Musk ocurre luego de que Trump declarara que no tenía “rencores profundos” y le expresó deseos de bienestar. Los mercados también reaccionaron: las acciones de Tesla se recuperaron un 2 % tras el mensaje de Musk en X.
Más allá del tropiezo: lecciones y estrategia
Este episodio deja varias enseñanzas. Primero, muestra los riesgos que enfrentan tanto cargos políticos como líderes corporativos al usar redes sociales como campo de batalla político. Musk mismo eliminó algunos tuits, y especialistas en comunicación y regulación advirtieron que sus declaraciones podrían influir en contrataciones públicas y confianza institucional.

En segundo lugar, la retractación de Musk parece tener una motivación estratégica. Mantener contratos federales y relaciones con inversionistas clave posiblemente lo llevó a mitigar su tono y reconstruir lazos, aunque no se espera una reconciliación total con Trump.

Finalmente, el episodio puso al descubierto una tensión latente entre dos fuerzas del establishment estadounidense: una tecnología impulsada hacia el futuro y una visión conservadora de fortaleza nacionalista. Aunque Musk y Trump mantuvieron conversaciones cordiales tras la disputa, sus visiones sobre economía, regulación y gubernamentalidad siguen distanciadas.
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