Con un agresivo sonido de la batería, los riffs punzantes y la voz de su vocalista, Simone Simons son las características de Epica.
Como si se tratara de la Edad Media, la banda neerlandesa brindó un espectáculo majestuoso con los violines electrónicos.
Mark Jansen e Isaac Delahaye contagiaron a sus fanáticos con movimientos intensos de cabeza.
El ritmo del metal aceleraba a los asistentes incitándolos a empujarse unos a otros, al ritmó que disminuía la intensidad de las canciones, los asistentes bailaban libremente.
Después de una hora de su presentación en el escenario de Hell Stage, Epica se despidió del Hell and Heaven dando la bienvenida a Till Lindemann, quien llegó sin su banda Rammstein.
El cantante alemán salió provocando que todos corrieran unos metros a su derecha para disfrutar del show, en el que lució un atuendo totalmente rojo.
Con movimientos sexuales, Lindemann destrozó un atril para micrófono y el micrófono, por lo que tuvieron que darle un micrófono nuevo.
La destrucción arriba del escenario continuó hasta el final de la presentación de Lindemann: guitarras acústicas volaron, el baterista se deshizo continuamente de sus banquetas y Till se deshizo de su abrigo y también del peinado de tanto mover la cabeza.
Fuente: El Universal
Imagen: Marca