Donald Trump, presidente de Estados Unidos, reconoció este lunes que sus políticas migratorias han tenido efectos adversos en el sector agrícola, particularmente en la disponibilidad de mano de obra.
En un evento con productores del cinturón agrícola, el presidente señaló que “hay problemas reales en los campos” derivados del endurecimiento de las restricciones migratorias que promovió en su administración.
“Sé que muchos agricultores están batallando. Lo escucho en cada estado al que voy. No hay suficientes manos, y eso está afectando las cosechas, los precios y sus ingresos”, dijo Trump, admitiendo por primera vez de forma pública una de las críticas que organizaciones del sector venían señalando desde hace años.
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El giro: ¿una rectificación política o electoral?
El reconocimiento del impacto negativo de sus políticas coincide con el inicio de la etapa más intensa de su campaña, lo que ha llevado a analistas a interpretar este anuncio como un intento de reconectar con una base clave.

Trump no ofreció detalles específicos sobre los “cambios” que planea, pero adelantó que se evalúan “ajustes a los programas de trabajo temporal” para que más trabajadores puedan ingresar legalmente a EE.UU. durante las temporadas de siembra y cosecha. “Vamos a proteger nuestras fronteras, pero también necesitamos proteger nuestra comida. Y eso requiere un sistema que funcione para todos”, aseguró.
Mano de obra indispensable
Desde hace años, el sector agrícola estadounidense depende en gran medida de trabajadores migrantes, en su mayoría provenientes de América Latina, que realizan tareas que, según múltiples informes, los ciudadanos estadounidenses no están dispuestos a tomar por las condiciones exigentes y bajos salarios. Con el aumento de redadas, deportaciones y trabas para acceder a visas H-2A durante su mandato, muchas granjas se vieron afectadas por la falta de personal.

Organizaciones agrícolas como la American Farm Bureau Federation han advertido que sin una política migratoria clara y funcional, la producción agrícola del país corre riesgos crecientes. Aunque aplauden el reconocimiento de Trump, se mantienen escépticos sobre la implementación real de un cambio.
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