Trump: Aranceles 100% por fin de guerra
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha lanzado una contundente advertencia a Rusia. Este lunes anunció la posible imposición de “aranceles secundarios” del 100% sobre los socios comerciales de Moscú.
Esta medida entraría en vigor en un plazo de 50 días si no se logra un acuerdo con Ucrania para un alto el fuego y el inicio de un proceso de paz que ponga fin al conflicto. La declaración se dio en un encuentro con medios, donde estuvo acompañado del secretario general de la OTAN, Mark Rutte. Trump expresó su descontento con el presidente ruso, Vladimir Putin, por la falta de avances en las negociaciones para detener una guerra que ha cobrado decenas de miles de vidas desde febrero de 2022.

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Ultimátum de 50 días a Rusia
El presidente Trump fue claro en su ultimátum.
“Como no alcancemos pronto un acuerdo vamos a imponer aranceles muy severos en 50 días. Aranceles al 100%. Podéis llamarlos aranceles secundarios”, sentenció.
Esta amenaza busca ejercer una presión económica sin precedentes sobre Rusia y sus socios comerciales, obligándolos a reevaluar sus vínculos si no se observa un progreso tangible hacia la paz en Ucrania. La cifra del 100% en los aranceles indica una intención de impacto severo en las transacciones comerciales.
Los “aranceles secundarios” son una herramienta diseñada para afectar a empresas o países que mantienen relaciones comerciales con un estado sancionado, incluso si no son directamente el objetivo inicial de las sanciones. Esto significa que, si un país o una empresa comercia con Rusia, sus productos podrían enfrentar un arancel del 100% al intentar ingresar al mercado estadounidense. Esta estrategia busca crear un efecto dominó que presione a Moscú desde múltiples frentes económicos. El objetivo declarado es el fin de la guerra, una prioridad para la administración Trump.
Descontento con Vladimir Putin
Gran parte de la intervención de Trump se centró en la figura de Vladimir Putin y la percibida falta de voluntad para avanzar en las negociaciones de paz.
“Estoy decepcionado con él porque parecía que hace dos meses podríamos haber alcanzado un acuerdo, pero no terminamos de llegar ahí”, afirmó Trump.
El mandatario estadounidense hizo un recuento de lo que considera éxitos en sus negociaciones internacionales, para luego lamentar que “el único con quien no he conseguido nada es Rusia”. Esta crítica directa subraya la frustración de la Casa Blanca ante la prolongación del conflicto.
Trump no dudó en enviar un mensaje directo a Moscú y a su líder.
“Así que, si hoy yo fuera Vladimir Putin me replantearía si no debería tomarme las negociaciones sobre Ucrania más en serio de lo que lo estoy haciendo ahora. Pero si fuera Ucrania, me parecería que estoy recibiendo una gran noticia”, manifestó. El presidente estadounidense incluso atribuyó a Putin la responsabilidad de las bajas militares rusas.

“Si alguien en Moscú está escuchando esto: 100,000 rusos muertos desde enero. Eso es lo que el presidente Putin está haciendo en este momento”, sentenció. Trump acusó a Putin de haber “engañado a mucha gente durante años”, incluyendo a expresidentes estadounidenses como Bill Clinton, George W. Bush, Barack Obama o Joe Biden, pero afirmó: “Pero a mí no me ha engañado. Y llega un momento que hay que pasar de las palabras a las acciones”.
Diferencias con Propuestas del Congreso
El anuncio de Trump sobre los aranceles secundarios es una iniciativa distinta a la propuesta bipartidista que actualmente se analiza en el Congreso de Estados Unidos, la cual contempla elevar los aranceles hasta el 500%. Trump aclaró que su medida no está vinculada a esta iniciativa legislativa.
“Los republicanos están avanzando en el Senado con mucha energía, pero no estoy seguro de que todavía nos haga falta y tampoco me gustaría que perdieran el tiempo”, indicó, mostrando una postura independiente sobre la estrategia económica contra Rusia.
La distinción entre ambas propuestas resalta las diferentes vías que se están explorando en Washington para presionar a Rusia. Mientras el Congreso considera una legislación más amplia y potencialmente más severa, Trump opta por una acción ejecutiva directa con un ultimátum definido. Esto puede interpretarse como un intento de acelerar el proceso de paz, evitando los tiempos y las complejidades de un debate legislativo prolongado. La urgencia expresada por Trump por poner fin a la guerra es el motor principal detrás de esta nueva y contundente amenaza económica.
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