Abordaremos hoy un tema que afecta gravemente a la población mundial y especialmente a la nuestra. Se estima que el crimen organizado transnacional genera 870 mil millones de dólares al año, más de 6 veces el presupuesto de la asistencia oficial para el desarrollo y el equivalente al 7 por ciento de las exportaciones mundiales de mercancías.
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El crimen organizado y el delito
La delincuencia organizada, como veremos aquí, constituye una economía paralela. El dinero mal habido es blanqueado por medio de los sistemas bancarios y del sistema financiero, alrededor del 70% de las ganancias ilícitas y, menos del 1% del producto blanqueado fue interceptado e incautado.
En resumen, el crimen organizado interviene en importantes y graves delitos:
El tráfico de drogas sigue siendo la forma más lucrativa de negocio para el crimen organizado, ya que tiene un valor anual estimado en 320.000 millones de dólares. La UNODC calculó que el valor anual aproximado de los mercados mundiales de cocaína y opiáceos ascendía a 85.000 millones de dólares y 68.000 millones de dólares, respectivamente.
La trata de personas es un delito mundial en el que los hombres, las mujeres y los niños son tratados como productos con fines de explotación sexual o del trabajo. La Organización Internacional del Trabajo (OIT), estima que el número de víctimas de la trata era de alrededor de 2,4 millones y las ganancias anuales de unos 32.000 millones de dólares.
El tráfico ilícito de migrantes es un negocio bien organizado que moviliza a las personas alrededor del mundo por conducto de redes y grupos delictivos y a lo largo de diversas rutas de tráfico. Se estima que unos 6.600 millones de dólares de resultas del tráfico ilegal de 3 millones de migrantes de América Latina a América del Norte.
El tráfico ilícito de armas de fuego genera de 170 millones a 320 millones de dólares por año.
Consecuencias de la prohibición
La prohibición de las drogas ha tenido consecuencias muy similares a la que sufrió el alcohol en los años veinte en Estados Unidos. Sin embargo, en vez de reconocer el fracaso de dicha política, la mayoría de los gobiernos alrededor del mundo se han empeñado en gastar más recursos y atentar más contra las libertades de sus ciudadanos en un esfuerzo inútil por detener el comercio ilegal de narcóticos.
Luego de muchos años de malas experiencias con la política actual, y tras un análisis detallado de las consecuencias no deseadas de prohibir el consumo y la venta de substancias que la gente quiere, llegamos a la conclusión de que las drogas deben ser legalizadas si no queremos seguir el camino autodestructivo al que nos está conduciendo la prohibición moderna.
La alternativa de la legalización
Recopilamos aquí algunas de las razones por lo que algunos investigadores se pronuncian por la necesidad de legalizar las drogas:
La legalización pondría fin a la parte exageradamente lucrativa del negocio del narcotráfico, al traer el mercado negro existente. La actual prohibición de las drogas no detiene al mercado, simplemente lo ha sumergido bajo el manto de la ilegalidad.
La legalización reduciría dramáticamente el precio de las drogas, al acabar con los altísimos costos de producción e intermediación que implica la prohibición. Esto significa que mucha gente que posee adicción a estas sustancias no tendrá que robar o prostituirse con el fin de costear el actual precio de dichas substancias.
Legalizar las drogas haría que la fabricación de dichas sustancias se encuentre dentro del alcance de las regulaciones propias de un mercado legal. Bajo la prohibición, no existen controles de calidad ni venta de dosis estandarizadas. De hecho, según un estudio del Cato Institute realizado por James Ostrowski, el 80% de las muertes relacionadas con drogas se deben a la falta de acceso a dosis estandarizadas.
El narcotráfico ha extendido sus tentáculos en la vida política de los países. Importantes figuras políticas a lo largo de Latinoamérica han sido ligadas con personas y dineros relacionados con el tráfico de drogas y el crimen organizado. La legalización acabaría con esta nefasta alianza del narcotráfico y el poder político.
Los gobiernos dejarían de malgastar miles de millones de dólares en el combate de las drogas, recursos que serían destinados a combatir a los verdaderos criminales: los que le violan los derechos a los demás (asesinos, estafadores, violadores, ladrones, grupos terroristas). Todos estos esfuerzos por combatir el tráfico de drogas han sido inútiles. Por ejemplo, las mismas autoridades reconocen que a pesar de todo el dinero gastado, los esfuerzos actuales solo interceptan el 13% de los embarques de heroína y un máximo del 28% de los de cocaína.
Legalizar las drogas desactivará la bomba de tiempo en la que se ha convertido Latinoamérica, lo que ha llevado a una intervención creciente por parte de Estados Unidos, quienes desde hace un par de años han venido fortaleciendo su presencia militar en la región de una manera nunca vista desde el fin de la Guerra Fría.
La legalización conducirá a que la sociedad aprenda a convivir con las drogas, tal y como lo ha hecho con otras sustancias como el alcohol y el tabaco. El proceso de aprendizaje social es sumamente valioso para poder disminuir e internalizar los efectos negativos que se derivan del consumo y abuso de ciertas sustancias.
Estas razones nos parecen más que convincentes para afirmar que las drogas deben ser legalizadas para intentar resolver los grandes problemas que se derivan del crimen organizado.
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