La caravana migrante, que inició la semana pasada en la frontera sur de México y llegó a sumar hasta 8 mil personas, se ha desintegrado en el estado de Chiapas después de más de 10 días de recorrido. Irineo Mujica Arzate, director de la organización Pueblos Sin Fronteras, informó que alrededor de 500 migrantes, especialmente familias, aceptaron las ofertas del Instituto Nacional de Migración (INM), mientras que otros decidieron continuar por su cuenta hacia otros municipios.
La dispersión del grupo se debe, en parte, a la fatiga y las condiciones adversas que enfrentaron durante su recorrido. Muchos manifestaron estar agotados, con llagas en los pies, enfermos y con dolores musculares. A pesar de las dificultades, algunos migrantes expresaron su determinación de seguir adelante, incluso si es de manera independiente.
La caravana se encontró con obstáculos cuando el INM les negó la entrega de Fórmulas Migratorias Múltiples (FMM), que les permitirían transitar hacia el norte del país. A pesar de las negativas, los migrantes instan al Gobierno mexicano a solidarizarse con su situación. El presidente Andrés Manuel López Obrador reconoció la magnitud del flujo migratorio en la región, calificándolo como “sin precedentes” y señalando que hasta 16 mil migrantes llegan diariamente a las fronteras de México.
La situación refleja los desafíos humanitarios y sociales asociados con los flujos migratorios en la región, y destaca la necesidad de abordar estas cuestiones de manera integral y cooperativa entre los países involucrados.
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